domingo, junio 26, 2016

DESPEDIDA. A Mohamed Abdelaziz - Por Bachir Ahmed Aomar


Aún espero la despedida.
Saliste con lo imprescindible,
sin hacer ruido.
Nos hemos quedado
con las huellas de tus pies descalzos
en el polvo del camino.
Hoy la vida parece más absurda
y el viento no hace ruido.
Se estancan las horas
y duele el llanto.
Como Ulises,
la nave viaja sin rumbo.
El mar no tiene horizontes
y las sirenas cantan a tu paso,
porque en el desierto,
todas las banderas parecen golondrinas.
Cuando al oeste veas la isla,
las lágrimas de Jadiya lavarán tus pies,
para que entres victorioso a Ítaca.

**Del blog de El País ¿Y dónde queda el Sahara? Ilustración: Roberto Maján

lunes, junio 20, 2016

Una mañana en un cementerio (descanse en paz Mohamed Abdelaziz, presidente saharaui), de Ali Salem Iselmu


Hay un cementerio de piedras,
los nombres de sus difuntos,
aparecen esculpidos sobre la tierra,
un cementerio de kilómetros,
donde la vista se pierde
detrás de la aurora.

Niños, mujeres y hombres,
yacen enterrados,
debajo del fuego de las piedras,
el siroco entierra y desentierra,
la historia de cada uno.
Hay exilio en sus tumbas,
ellos ya no volvieron
otra tierra acoge sus cuerpos
en el interior de su seno.

Nadie hablará de ellos
son anónimos
como su hijos,
víctimas colaterales del destino,
solo existen en la memoria
del desierto y las arenas.

Y los que se acercan
a orar, cerca de sus tumbas,
se llevan un puñado de arena
para esparcirlo en el viaje del viento
en el viaje de la esperanza,
ellos son testigos mudos
de un mundo desvencijado,
un mundo derrotado
que no ha podido devolverles su tierra.


domingo, mayo 08, 2016

Ejmueisa_ Zahra Hasnaui

Cinco piedrecitas
trepan por la mano
perfilando acrobacias
de arena y sabiduría.
Por toboganes de marfil
se deslizan
conjugando complicidades.
Cinco piedrecitas,
de musgo amarillo,
tienden puentes
hacia el recuerdo baldío.

miércoles, marzo 09, 2016

La rosa que tú eres_ Mohamed Ali Ali Salem


(Palabras para evaporar el desconsuelo)                              

Cuando dormir no puedas,
cierra los ojos
aunque tengas desgarradamente
desvelada el alma,
rehén del dolor,
un arañazo en el corazón.
Algo.

Algo que se te escapa,
que persigues en los pensamientos.
Algo.
Algo que no puedes retornar,
ni seguir,
ni esperar.

Y te sientes vacía,
ausente
y anidas en tu ausencia.
Tu ausencia de graznidos,
tueras, serpientes
y espinas que ocultan la rosa,
la rosa que tú eres
y te ves pequeña
y enormemente herida
y cabes en tu herida.

Cuando dormir no puedas,
cierra los ojos,
abre tu alma,
enciende tu voluntad
y busca...
Busca allí,
allí, tu rosa,
tu rosa separada
de malezas y espinas.

Admira su hermosura.
¿Ves?
Ves el rocío
que lentamente la acaricia.

Mírala...
Fíjate en su altivez,
su donaire.
Se siente digna,
digna de sí misma.
Se quiere,
se sabe apreciada
porque se quiere
se quiere a sí misma
y puede vencer al dolor
y puede cerrar los ojos
y dormir
porque cree,
cree en sí misma.