sábado, agosto 05, 2006

Beirut_Bahia Mahmud Awah



Beirut, la conocí desde la sombra de una acacia
africana,
la faz de una mujer árabe, cristiana laica,
infinitas veces herida
bajo el tronco de un centenario cedro.

Esa es Beirut, asediada en los años ochenta,
que lloré.
Esa es Beirut, que resiste sobre los escombros
de Chabra y Shatila.
Esa es Beirut,
que crucifican por enésima vez
después de Jesucristo.

Y qué hay de la Beirut de los fenicios,
o cuando suena el nombre de Colonia Julia
la mujer que vivió
en el siglo XV antes de Cristo, esta es Beirut.

Beirut de las mil y una tragedias, descalza
se arrastra ante nuestros ojos,
sucesora del Partenón
de Atenas, en la Acrópolis de la humanidad.
De esas ruinas también nació Beirut,
del antiguo Byblos, Sidón y Tiro,
esta es la hermosa dama que existe atemorizada
a su condena.

Beirut, es el cedro libanés al que se le ahogan
las letras en el vientre, mientras sus ramos
resisten para alimentar la cédride.

Cuántas letras hoy se enturbian por el ruido
de la muerte en su cielo.
De cuántas chiítas, sunnitas, drusas, maronitas
y cristianas
corre la sangre por las calles, cadáver de Naqura,
Jazzin y Tiro.
Beirut gime apoyada en el tronco de su cedro
muchos años después que Pompeyo muriera.

Beirut, la novia cristiana, Beirut la novia árabe.
Beirut existe
para todas las creencias,
donde rabinos, imanes y obispos coexisten.
Por Moisés, por Mahoma, por Abraham, por toda civilización.
Esta es Beirut, la acrópolis de la humanidad.

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