A los que lo entregasteis todo para defender nuestra existencia.
Tras años
de asfalto,
cabalgaba
las arenas
rescatando
estrofas infantiles
y muñecas de marfil.
Una flor,
sobre una
tumba anónima,
derramaba sombra
en la yerma claridad.
Condecoraba
la tierra
al soldado civil.
La sencilla ofrenda
enmudeció
mis pensamientos,
la pompa y el clamor.
Y me inundó la lluvia.
Y no supe qué hacer.
Decidí sentir.
1 comentario:
que hermoso poema
saludos
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