lunes, marzo 19, 2007

Mujer en el exilio_Saleh Abdalahi



Después de la tormenta de arena
te levantas, bajo el alba del desierto,
y te vas, cargando a lomo el peso del exilio,
sacudiendo el polvo, que niebla con catarata
tu nostálgica mirada.
Allí estás tú mujer, contra el viento y su
desaliento,
mazando con amor la gracia de nuestra
vitalidad.

Al atardecer, ya fatigada pero a la vez
gentil y gallarda, te vas,
dejando huellas de sonámbula,
hundiéndote en la arena,
para encontrarte con el ocaso,
Y con alivio, te sientas a evocar
tu horizonte.
El ocaso está gris, está amarillo, está rojo,
allá todo está mezclado, acribillado por el
siroco
de sangre,
por tormentas de polvo y pólvora.
Y tú, mujer, percibes que tu ayer y tu presente
será igual que mañana.

Y te vas, de vuelta
dejando estelas de sueños
y sombras agitadas junto al viento.
Mientras, despiertan tus huellas
para encarar la próxima tormenta
que a tus ojos se aproxima.

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