Los libros me hablaron de nefastas
e injustas guerras.
También me enseñaron
cómo odiarlas,
cómo repudiarlas.
Los libros
me condujeron a las entrañas
de mi siglo.
Porque he visto
poetas jornaleros,
poetas jardineros,
poetas cristaleros.
Poetas
que avivan las letras
donde el cielo abraza
la inmensidad de los desiertos.
Pero también he visto
que la palabra
de un poeta jardinero
equivale al precio
de un tulipán en Constantinopla.
Del libro "Versos refugiados"
1 comentario:
Que nadie piense en mi.
Pensemos en toda la tierra,
golpeando con amor en la mesa.
No quiero que vuelva la sangre
a empapar el pan, los frijoles,
la música: quiero que venga
conmigo el minero, la niña,
el abogado, el marinero,
el fabricante de muñecas,
que entremos al cine y salgamos
a beber el vino más rojo.
Yo no vengo a resolver nada.
Yo vine aquí para cantar
y para que cantes conmigo.
Pablo Neruda
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