domingo, noviembre 11, 2007

Ojos_Zahra Hasnaui



Miró
al sultán
la sultana
aunque sólo
la mitad veía.

Y llevada por
medias lunas habló
de esperanzas partidas,
remendadas,
de muñecas rotas,
acicaladas,
de perros ladradores
sin eco, sin nada.

Miró
el sultán
a la sultana.
Tras la negrura
vio asomarse
la luz de las llamas.
Y comprendió.
Comprendió
por qué se escarchan
las cosechas
en tierras prestadas.

Jeyik, ya Sultana Jeya, jeyik.

Dedicado a Sultana Jaya